domingo, 12 de febrero de 2012

REUMATOLOGÍA Y METABOLISMO ÓSEO. Batalla contra el Lupus Erimatoso Sistémico (LES).

JAVIER CALVO CATALÁ JEFE DE REMAUTOLOGÍA Y METABOLISMO ÓSEO DEL HOSPITAL GENERAL UNIVERSITARIO DE VALENCIA Y PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD VALENCIANA DE REUMATOLOGÍA.

Recientemente se ha comercializado Benlysta (belimumab), que es un fármaco biológico semejante a otros que se utilizan en enfermedades reumáticas inflamatorias como la artritis reumatoide, la artropatía psoriásica o la espondilitis anquilosante. Es el primer fármaco específico para el LES que se ha desarrollado en los últimos 50 años y como el resto de fármacos biológicos, su acción se dirige sobre la causa de la enfermedad, acción tremendamente difícil en el lupus por los diversos agentes que intervienen en su origen. El belimumab inhibe la actividad del BlyS soluble, factor que actúa a través de las células B, muy importantes en el desarrollo del LES.

En los estudios previos y necesarios antes de su puesta a disposición de los pacientes, han demostrado su efectividad a las 52 semanas de su uso, efectividad que se ha prolongado posteriormente, mejorando la múltiple sintomatología que el LES ocasiona. Hasta aquí, todo es positivo y bienvenido todo fármaco que mejore la evolución y calidad de vida de los pacientes, pero no podemos olvidar que los pilares básicos del tratamiento del LES (corticoides, antipalúdicos e inmunosupresores), siguen vigentes y de hecho, Benlysta está indicado en inmunosupresores), siguen vigentes y de hecho, Benlysta está indicado en ficha técnica como ‘tratamiento adyuvante en el lupus activo, con alto grado de actividad (presencia de antiDNA y consumo de complemento), a pesar del tratamiento estándar”. Creo que es importante que los pacientes sepan que su indicación es para ‘ayudar’ (adyuvante) a otros tratamientos utilizados en su tratamiento.

Además, en la misma ficha técnica, se indica que hay grupos de pacientes en los que belimumab no ha sido estudiado, como los pacientes con afectación del sistema nervioso central activo grave y la nefritis lúpica, situaciones en que de momento, no está indicada su utilización. Su efectividad es menor en pacientes de raza negra. Con el uso en la práctica clínica habitual es cuando podremos ver tanto su efectividad como los posibles efectos negativos, que esperemos sean los mínimos, como así ha ocurrido en los estudios presentados a l a comunidad científica. Debemos ser cautos hasta que obtengamos estos resultados reales con nuestros pacientes y utilizar bases de datos, como la que la Sociedad Española de Reumatología dispone (Biobadaser), para reflejar los efectos adversos que objetivemos. En resumen, disponemos de una nueva terapéutica para que los pacientes con LES mejoren su enfermedad y calidad de vida, pero no debemos pensar que es la panacea, sino que también tiene sus limitaciones.

Lo más importante es que estamos ante el inicio de nuevas líneas de investigación para poder por fin disponer de terapéuticas que actúen sobre la etiopatogenia del LES.

Fuente: lasprovincias. es/v/20120128/salud/

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