LOS MASTOCITOS TIENEN UNA FUNCIÓN CLAVE.
El síndrome de intestino irritable sí se fundamenta en alteraciones biológicas.
Un
equipo del Valle de Hebrón ha descrito por primera vez alteraciones
biológicas de una patología que hasta ahora estaba vinculada a causas
psicológicas: el síndrome del intestino irritable. Ha demostrado, en
concreto, que los mastocitos tienen un papel importante en la respuesta
inflamatoria, lo que confirma la utilidad de las biopsias para el
diagnóstico.
Hasta ahora el diagnóstico se sustentaba en la naturaleza crónica de los síntomas, sin signos de enfermedad orgánica.
Un equipo del Grupo de Investigación en
Fisiología y Fisiopatología Digestiva del Valle de Hebrón Instituto de
Investigación (VHIR) de Barcelona ha descrito, por primera vez,
alteraciones moleculares en el síndrome del intestino irritable, una
evidencia que puede hacer cambiar radicalmente la concepción que se
tenía hasta ahora de una patología puramente funcional y de origen
psicológico.
El equipo, según ha explicado Javier
Santos, responsable del estudio, cree que lo descrito es una base para
poder identificar dianas diagnósticas y terapéuticas específicas de la
enfermedad y para luego desarrollar marcadores útiles para el
diagnóstico positivo y nuevas herramientas de tratamiento dirigidas al
núcleo del problema. "A medio plazo, este hallazgo va a suponer un gran
avance respecto a los tratamientos sintomáticos que se usan en la
actualidad", ha asegurado Santos.
Los resultados del estudio, publicados
antes en el American Journal of Gastroenterology y, ahora, destacados
por Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology, se centran en los
siguientes aspectos: alteraciones distintivas de la normalidad en el
perfil de los genes expresados en el intestino; mayor activación de
células inmunológicas tales como el mastocito y señalización anómala
entre células en el intestino delgado (concretamente en el yeyuno) de
estos pacientes y alteraciones que se asocian a la gravedad de la
sintomatología.
"Todos los datos hallados desde que
empezamos a estudiar esta enfermedad han ido dando forma a un nuevo
enfoque diagnóstico. Hasta ahora se sustentaba, fundamentalmente, en la
naturaleza crónica de los síntomas sin la existencia de signos
evidentes de enfermedad orgánica", ha recordado Santos.
Predisposición
Gracias a estudios epidemiológicos
previos, se ha identificado una predisposición a padecer este síndrome
en aquellas personas con un elevado nivel de estrés psicológico, con
una historia clínica de infecciones gastrointestinales o con la
presencia de determinados factores genéticos. "Estas características
alteran una función fundamental del intestino para la protección frente
al medio externo: la permeabilidad de la barrera intestinal. La
alteración de esta función protectora facilitaría la entrada en el
organismo de agentes patógenos y toxinas, predisponiendo al desarrollo
de la enfermedad.
En un estudio previo relacionaron el
posible desarrollo de la enfermedad con respuestas hormonales y
nerviosas debidas al estrés, sobre todo en mujeres sanas con
predisposición genética, cuyo intestino mostró una respuesta defectuosa
dominada por una menor secreción de agua y por un aumento
significativo de la permeabilidad que, en consecuencia, reducía la
capacidad del intestino para arrastrar los agentes exógenos nocivos. El
actual trabajo identifica un conjunto de alteraciones inmunológicas y
moleculares distintivas en la barrera intestinal y el funcionamiento
del sistema inmunológico del intestino. Concretamente, pone de relieve
el papel clave de los mastocitos, que son células de defensa encargadas
de eliminar y contrarrestar agresiones externas, y algunas vías
implicadas en su activación y apoptosis o suicidio celular. Estos
mastocitos desempeñan una función clave en la respuesta inflamatoria a
ese nivel. "El estudio ha correlacionado, de manera significativa, la
menor expresión de proteínas estructurales y de los genes que las
regulan, en una parte concreta del epitelio intestinal, con la mayor
activación de los mastocitos presentes en el yeyuno. Además, todo ello
también se asocia a la sintomatología del síndrome, lo cual podría
indicar que a mayor alteración estructural, mayor gravedad de la
enfermedad", ha concluido Santos. El trabajo avala el uso de la biopsia
intestinal para diagnosticar estas alteraciones biológicas.
CAMBIO DE PARADIGMA
El síndrome del intestino irritable
(conocido también como colon irritable) es la enfermedad
gastrointestinal más frecuente en clínica, según el equipo del Valle de
Hebrón, que calcula que afecta como media al 15 por ciento de la
población adulta y representa el 1-2 por ciento de todo el gasto
sanitario. Su sintomatología incluye dolor abdominal crónico y
recurrente, acompañado de alteraciones del ritmo intestinal que van
desde el estreñimiento hasta la diarrea intermitente crónica, pasando,
en el caso de algunos pacientes, por periodos alternantes de
estreñimiento y diarrea. Esta sintomatología puede durar incluso varios
años seguidos y afecta considerablemente a la calidad de vida.
Fuente: http://aparato-digestivo.diariomedico.com/
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