La actividad en ciertas regiones sugiere el motivo de que
tengan menos capacidad de prepararse para el dolor o responder al alivio
del dolor.
Unos escáneres cerebrales revelan que las personas que sufren de
fibromialgia podrían no ser tan capaces de prepararse para el dolor como
las personas sanas, y son menos propensas a responder a la promesa de
alivio del dolor.
Ese procesamiento alterado del dolor podría explicar por qué algunas
personas con la misteriosa enfermedad crónica sienten el dolor con más
intensidad y no responden tan bien a los analgésicos narcóticos,
señalaron los investigadores. Los hallazgos aparecen en la edición del 5
de noviembre de la revista Arthritis & Rheumatism.
Las personas sin fibromialgia pueden aliviar mentalmente algunos
tipos de dolor que la gente experimenta, explicó la Dra. Lynn Webster,
presidenta de la Academia Americana de Medicina del Dolor (American
Academy of Pain Medicine). “En las personas con fibromialgia, esa
capacidad parece estar disminuida, o incluso eliminada”, apuntó Webster.
“Quizás no puedan responder de la misma forma a los medicamentos o a
nuestros mecanismos intrínsecos [naturales] para afrontar el dolor”.
Nadie sabe qué provoca la fibromialgia, que conlleva un dolor
articular y muscular generalizado. El trastorno afecta al 3.4 por ciento
de las mujeres y al 0.5 por ciento de los hombres de EE. UU., según el
estudio. Las mujeres mayores son más propensas a sufrir de
fibromialgia, que afecta a más del 7 por ciento de las mujeres de 60 a
79 años de edad.
Los investigadores llevaron a cabo este estudio con 31 pacientes de fibromialgia y 14 personas sanas.
Los autores del estudio utilizaron IRM para escanear el cerebro de
cada participante mientras una manga para tomar la presión arterial
apretaba dolorosamente la pantorrilla del paciente, explicó el autor del
estudio, el Dr. Marco Loggia, del Hospital General de Massachusetts y
la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, en Boston. Los
médicos modificaron la presión provista por la manga de manera que
todos, con son sin fibromialgia, calificaran el dolor entre 40 y 50 en
una escala de 100.
“Provee un dolor muy profundo de tipo muscular”, comentó Loggia.
“Está más cercano al dolor clínico que experimenta un paciente de
fibromialgia”.
Los pacientes también recibieron una pista visual que les informaba
cuándo la manga iba a comenzar a apretar la pantorrilla y cuándo la
manga aflojaría, permitiendo a los investigadores observar cómo el
cerebro respondía a la anticipación tanto del dolor como del alivio.
Como se anticipó, las personas con fibromialgia necesitaron mucha
menos presión para alcanzar la misma calificación de dolor que una
persona sana, señaló Loggia.
Pero los médicos también notaron diferencias clave en la forma en
que ciertas partes del cerebro afrontaban el dolor antes, durante o
después.
Una región del cerebro que mostró una respuesta alterada fue el área
ventral tegmental (AVT), un conjunto de neuronas en el centro del
cerebro que responden a la recompensa o al castigo. La AVT ayuda a
regular la liberación de la dopamina, una sustancia cerebral que alivia
el dolor. Desempeña un papel esencial en la respuesta a los analgésicos
de una persona, y se ha vinculado con la adicción a las drogas.
“La AVT en los voluntarios sanos se activo antes de y durante el
dolor, y la región se desactivó cuando recibieron la señal de alivio.
Las personas estaban más preocupadas sobre el dolor que iban a recibir y
se veían más recompensadas por la pista de que el dolor terminaría
pronto”, comentó Loggia. “En las personas con fibromialgia, no vemos
esto. La activación está completamente destemplada”.
La respuesta alterada de la AVT también podría explicar por qué los
pacientes de fibromialgia con frecuencia no responden a los analgésicos
narcóticos, añadió.
Los investigadores también notaron una respuesta distinta en el gris
periacueductal (GPA), una pequeña estructura del centro del cerebro
que desempeña un papel en la transición del dolor. “En los animales, se
ha mostrado que si se estimula eléctricamente esa área, las respuestas
al dolor bajan”, apuntó Loggia.
El GPA se activa en las personas sanas que han recibido una pista de
que el dolor es inminente, a medida que se preparan para que llegue el
dolor. Pero la región no se activa cuando se advierte a las personas
con fibromialgia sobre un dolor que llega, lo que sugiere que son menos
capaces de protegerse de las señales del dolor, planteó Loggia.
El estudio provee “otra prueba de que en la fibromialgia hay algo
fundamentalmente mal, y la idea de que se trata de un trastorno
periférico es errónea”, aseguró el Dr. John Kassel, profesor de
neurología y director de la división de medicina neuromuscular del
Centro Médico Werner de la Universidad Estatal de Ohio.
Sin embargo, el estudio y sus conclusiones tienen ciertas limitaciones.
Loggia anotó que la actividad cerebral activada podría ser explicada
por el hecho de que los pacientes de fibromialgia soportan un dolor
constante, y el trastorno ha alterado la respuesta cerebral, en lugar de
lo contrario.
“Los pacientes voluntarios pasan de un estado sin dolor a un estado
con dolor”, comentó. “Pero los pacientes de fibromialgia pasan de un
nivel más bajo de dolor a un nivel más alto de dolor, lo que podría
afectar la forma en que procesan las pistas de dolor y de alivio”.
Además, los investigadores no compararon la respuesta de los
pacientes de fibromialgia con la de personas que sufrían de otras
afecciones de dolor crónico, apuntó Kassel.
“Quizás esto no sea provocado por la fibromialgia”, dijo. “Podría
simplemente ser algo que sucede en la mayoría de pacientes de dolor
crónico”.
Fuente: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/
martes, 12 de noviembre de 2013
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